Se considera que Ana Caro nació en Sevilla alrededor de 1590 en una familia culta, parientes del poeta Rodrigo Caro quien alabó su obra con estas palabras: “Doña Ana Caro, insigne poeta, que ha hecho comedias representadas en Sevilla, Madrid y otras partes con grandísimo aplauso, y ha hecho otras muchas y varias obras de poesía, entrando en muchas justas literarias, en las cuales, casi siempre, se le ha dado el primer premio”, incluida en su libro Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla. No deja de llamar la atención que una mujer, cuando alcanza la fama sea admitida en la lista de “Varones insignes”.
Ana Caro estuvo en contacto con María Zayas, novelista del siglo de Oro, considerada una de las primeras feministas preocupada por los conflictos entre hombres y mujeres. Ana Caro es una de las primeras escritoras que vive de su oficio de escritora; al igual que los pintores, empieza a realizar sus obras por encargo de la corona o del cabildo municipal.
Su primera obra se publicó en Sevilla y fue un encargo para celebrar unas fiestas religiosas: Relación poética de fiestas religiosas por los mártires del Japón, celebradas en el convento de San Francisco de Sevilla en 1628.
Admitida en los altos círculos de la nobleza se convierte en la mejor cronista de los acontecimientos de Madrid y Sevilla. Fue autora también de comedias entre las que destaca Valor, agravio y mujer donde se plantea el tema del honor desde la perspectiva de una mujer, y El Conde Partinuplés, ambas editadas y analizadas por Lola Luna, filóloga sevillana muerta prematuramente en 1992.
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