Como ya anunciamos en una entrada anterior, las actividades desarrolladas ese día resultaron muy interesantes por la cantidad de personas que participaron y por el buen clima que existió. La lástima es que este tipo de actividades se realicen para recordar a las mujeres asesinadas por sus parejas en el ámbito familiar.
No hay TERRORISMO mayor que el que ejercen algunos hombres sobre las mujeres a las que dicen amar o a las que prometieron amar y cuidar hasta el resto de sus días. Y no hay TERROR mayor que el que sufren miles de mujeres diariamente en sus casas, en sus espacios más íntimos y privados, sin decírselo a nadie y culpándose a ellas mismas de su situación.
Mientras sigan muriendo mujeres, y ya han muerto 63 este año, tendremos que seguir llamando la atención de todas las maneras posibles, porque mirar a otro lado no sirve y porque EL SILENCIO NOS HACE CÓMPLICES.
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