lunes, octubre 30, 2006

Declaración de Derechos de las Mujeres y las Ciudadanas

Olympe de Gouges (1748-1793), según la Wikipedia, considerada una de las primeras feministas de la historia al reivindicar el papel de la mujer durante la Revolución Francesa. Fundó varias Sociedades Fraternas para ambos sexos. Su pensamiento ilustrado ya era patente en algunas de sus obras de teatro como La esclavitud de los negros donde criticó con dureza la esclavitud.
Defendió la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada, incluyendo la igualdad con el hombre en el derecho a voto, en el acceso al trabajo público, a hablar en público de temas políticos, a acceder a la vida política, a poseer y controlar propiedades, a formar parte del ejército; incluso a la igualdad fiscal así como el derecho a la educación y a la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico.
Su oposición a la ejecución de Luis XVI y su familia y su enfrentamiento a Robespierre la conducirían a la guillotina a los 45 años de edad.
Elaboró en 1791 una Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana "Mujer, despierta; el rebato de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos. El potente imperio de la naturaleza ha dejado de estar rodeado de prejuicios, fanatismo, superstición y mentiras. La antorcha de la verdad ha disipado todas las nubes de la necedad y la usurpación. El hombre esclavo ha redoblado sus fuerzas y ha necesitado apelar a las tuyas para romper sus cadenas. Pero una vez en libertad, ha sido injusto con su compañera. ;Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución? Un desprecio más marcado, un desdén más visible. [...] Cualesquiera sean los obstáculos que os opongan, podéis superarlos; os basta con desearlo"

Han pasado más de 200 años y aún estamos trabajando en ello.

domingo, octubre 29, 2006

Personajes femeninos en la literatura: la heroína romántica I


Las protagonistas de los relatos de Edgar Allan Poe

El romanticismo fue un movimiento estético y literario que conmovió Europa en la primera mitad del siglo XIX, un movimiento en el que el sentimiento, la pasión, el misterio, los ambientes góticos y la ruptura con los cánones clásicos fueron las principales características.
Edgar Allan Poe fue un perfecto ejemplo de este alejamiento de todo tipo de equilibrio y medida. Extremado e intemperante en su vida y su literatura, es el maestro absoluto del relato de misterio, creador de ambientes lóbregos, macabros y fantasmales, de atmósferas opresoras o escalofriantes, de personajes apasionados y enfermizos, a veces terriblemente malvados, víctimas de alucinaciones, extrañas enfermedades nerviosas, con los sentidos anormalmente agudizados por una sensibilidad fuera de lo normal.
La heroína de Poe corresponde a lo que se puede esperar dentro de estos parámetros:
concebida como toda espíritu, sin más concesión a la carnalidad que una espesa y larga cabellera, misteriosa como el paisaje, sombría, peligrosa por su potencial de sabiduría, siempre enormemente frágil, siempre muerta prematuramente. Blanca, pálida, delgada y a menudo altísima. (Su propia madre murió tísica, su esposa falleció prematuramente tras seis años de consunción y agonía).
Todas las mujeres que protagonizan sus relatos parecen irremediablemente condenadas, todas se consumen de dentro hacia fuera, devoradas por su intensa espiritualidad, por un tormento interior. Algunas se mueven durante toda su existencia entre la vida y la muerte, cayendo de cuando en cuando en estados de catalepsia: Berenice llega a ser enterrada viva, lady Madeline también remueve desde dentro la losa que sella su tumba cuando su hermano la deposita en ella, creyendo que la nueva crisis es su muerte definitiva. Morella y Ligeia mueren, pero resucitan en seres diferentes para continuar junto al hombre al que aman. Estas dos últimas, curiosamente, son poseedoras de un caudal inmenso de conocimientos.

Berenice

(...)Berenice y yo éramos primos y crecimos juntos en la heredad paterna. Pero crecimos de distinta manera: yo, enfermizo, envuelto en melancolía; ella, ágil, graciosa, desbordante de fuerzas (...)
Y entonces, entonces todo es misterio y terror, y una historia que no debe ser relatada. La enfermedad -una enfermedad fatal- cayó sobre ella como el simún, y mientras yo la observaba, el espíritu de la transformación la arrasó, penetrando en su mente, en sus hábitos y en su carácter, y de la manera más sutil y terrible llegó a perturbar su identidad. ¡Ay! El destructor iba y venía, y la víctima, ¿dónde estaba? Yo no la conocía o, por lo menos, ya no la reconocía como Berenice. (...)
Entre la numerosa serie de enfermedades provocadas por la primera y fatal, que ocasionó una revolución tan horrible en el ser moral y físico de mi prima, debe mencionarse como la más afligente y obstinada una especie de epilepsia que terminaba no rara vez en catalepsia, estado muy semejante a la disolución efectiva y de la cual su manera de recobrarse era, en muchos casos, brusca y repentina.

Ligeia
(...)Ligeia cayó enferma. Los extraños ojos brillaron con un fulgor demasiado, demasiado magnífico; los pálidos dedos adquirieron la transparencia cerúlea de la tumba y las venas azules de su alta frente latieron impetuosamente en las alternativas de la más ligera emoción. (...)
Miré el escenario que tenía delante -la casa y el sencillo paisaje del dominio, las paredes desnudas, las ventanas como ojos vacíos, los ralos y siniestros juncos, y los escasos troncos de árboles agostados-...

La caída de la casa Usher

(...) La enfermedad de Madeline había burlado durante mucho tiempo la ciencia de sus médicos. Una apatía permanente, un agotamiento gradual de su persona y frecuentes aunque transitorios accesos de carácter parcialmente cataléptico eran el diagnóstico insólito. Hasta entonces había soportado con firmeza la carga de su enfermedad, negándose a guardar cama; pero, al caer la tarde de mi llegada a la casa, sucumbió (como me lo dijo esa noche su hermano con inexpresable agitación) al poder aplastante del destructor, y supe que la breve visión que yo había tenido de su persona sería probablemente la última para mí, que nunca más vería a Madeline, por lo menos en vida.



jueves, octubre 26, 2006

50 Aniversario de la muerte de Zenobia Camprubí

Hoy, 28 de octubre de 1956, fallecía Zenobia Camprubí, mujer de Juan Ramón Jiménez, víctima de un cáncer, a los 69 años de edad.

La figura de esta mujer, compañera infatigable de Juan Ramón, que destinó toda su vida y su energía a liberar a su marido de todas las vicisitudes de lo cotidiano para que se dedicara exclusivamente a la elaboración de su poesía, merece un reconocimiento por parte de todo el mundo amante de la poesía o no. Se trata de una figura excepcional sin la cual el premio Nobel no habría sido concedido a Juan Ramón.

Por estos días se ha publicado el tercer tomo de su diario a cargo de la profesora Graciela Palau que se encuentra participando en los homenajes que celebran en Huelva durante el mes de octubre y noviembre.

Mary Robinson premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales



Mary Robinson, la ex-presidenta de Irlanda y actual presidenta de honor de Oxfam Internacional, Intermón Oxfam en España, ha sido galardonada con el Premio príncipe de Asturias de Ciencias Sociales "por la superación de los obstáculos que impiden a muchos el efectivo disfrute de los derechos humanos". El acta del premio habla de la "voz inconformista y valiente" de esta mujer que no duda en alzar esa voz contra los poderosos.

Según El País "el jurado destaca también su "fibra moral" a la hora de defender "siempre con gallardía" aquellas cuestiones "que su pensamiento y conciencia le exigen", e indica que Robinson se suma "a quienes resaltan la importancia del comportamiento ético en los campos de la política y del trabajo intelectual".

Es la primera vez, en los veintiseis años de los premios Príncipe de Asturias que se concede este galardón a una mujer.

Poco a poco el trabajo de las mujeres se va reconociendo en nuestra sociedad. Felicitémonos.

Los amos de casa

En un libro de literatura de 1º encontré un texto en el que se describía una calle tranquila, sin "mujeres chillonas" y "grupos de parados". Normal, los estereotipos están por todas partes, y bien cierto es que hay mujeres chillonas, igual que hombres chillones, aunque no "grupos de paradas", porque ellas normalmente están en su casa haciendo las faenas. Tengo un vecino que es amo de casa, al que algunas del bloque llaman despectivamente "el marujo"... Mi marido no es realmente "amo de casa", aunque, como está prejubilado, pasa en casa más tiempo que yo y, si su salud se lo permitiera, haría la mayor parte de las faenas domésticas. Una mañana, hace unos días, llamaron a casa, y una voz femenina preguntó por "el ama de casa". Contestó mi marido: "El amo de casa soy yo". Y ella: "pero yo querría hablar con su esposa". "Mi esposa está trabajando". Ella se despidió, pero volvió a llamar al mediodía. Yo aún no había llegado. Juan Carlos insistió, ante la misma pregunta, en que el "amo de casa" era él y que podría hablar con él por el asunto que fuera. Se trataba de una venta telefónica de detergentes:
-¿Sabe usted que detergente usa normalmente su esposa?
-El detergente lo uso yo, ya le he dicho que soy el amo de casa.
-Es que los beneficios que obtenemos los destinamos a una asociación...
-Bien, lo tendré en cuenta, pero ahora mismo no nos hace falta.
-Lo comprendo, pero... ¿no podría hablar con su esposa de todas formas?
-Como usted quiera, si llama por la tarde la encontrará en casa.
Y, efectivamente, volvió a llamar por la tarde. Cogí el teléfono yo y escuché su voz esperanzada:
-Buenas tardes. ¿Hablo con el ama de casa?
-Un momento, que le voy a pasar con mi marido...
Y colgó.

miércoles, octubre 25, 2006

Celia Amorós, Premio Nacional de Ensayo


La filósofa Cèlia Amorós ha sido galardonada con el Premio Nacional de Ensayo por su obra La gran diferencia y sus escasas consecuencias para las luchas de las mujeres -editorial Cátedra, colección Feminismos, 2005-, siendo la primera mujer que recibe este galardón.

Como pensadora también fue la primera que introdujo el feminismo en el análisis filosófico, ya en la década de los años setenta. En 1985 publica Hacia una crítica de la razón patriarcal, obra considerada de conocimiento necesario para introducirse en el estudio de la Filosofía y el Feminismo. Posteriormente, además de otros ensayos filosóficos, publica Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad (1997).

La que el día 17 de octubre es elegida por el Jurado del Premio Nacional, constituye la tercera obra de la trilogía donde se desarrollan sus tesis filosóficas y feministas. Cèlia Amorós sostiene que el feminismo es hijo de la lógica de la Ilustración, es decir, del pensamiento universalista que asume el derecho natural de la modernidad: puesto que todos los seres humanos nacen iguales, los derechos civiles y políticos han de extenderse a todos los individuos sin distinción de sexo.

Cèlia Amorós ocupa un lugar propio en la filosofía contemporánea española y en el movimiento feminista. Es una pionera del pensamiento crítico sobre las relaciones entre los sexos desde su juventud en los años setenta; además, sus aportaciones no se circunscriben al legado de sus escritos y numerosas conferencias dentro y fuera de España: su aportación se extiende también a su magisterio. Cèlia Amorós ha creado escuela; el grupo de investigadoras y profesoras de filosofía, sociología y ciencia política que trabajan bajo su dirección y su impulso vital desde la mitad de los años ochenta, co-forman una corriente de pensamiento crítico denominada Feminismo Ilustrado. El trabajo realizado por este grupo de investigación tiene tres momentos: el primero es el Seminario Permanente Feminismo e Ilustración, creado por la Catedrática de Historia de la Filosofía, la doctora Amorós, en la Universidad Complutense. Un segundo momento se desarrolló en torno al conjunto de seminarios realizados en virtud del Proyecto I+D Feminismo, Ilustración y Postmodernidad. Un tercer momento es el trabajo del grupo que se reúne en la UNED, donde ahora Cèlia Amorós es Catedrática de Ética y Filosofía Política: el tema de estudio es Feminismo, Globalización y Multiculturalidad: Procesos de Ilustración en el Islam y sus implicaciones para las mujeres.

El Premio Nacional de Ensayo que, ahora, Cèlia Amorós recibe es el reconocimiento a una trayectoria de trabajo, compromiso y pensamiento filosófico. Un camino recorrido sin el cual ni la filosofía ni el feminismo en España estarían en el grado de desarrollo en el que se encuentran.

Artículo escrito por Rosalía Romero (doctora en filosofía e investigadora) y publicado el viernes 20 de Octubre de 2006 en "La Voz de Cádiz"

viernes, octubre 20, 2006

Personajes femeninos en la literatura: Las brujas

CIRCERÍA

A estos hombres
los transformé en versitos
y los confiné libros y revistas
porque, con los tiempos
que corren, no es cosa
de andar encima procurándoles bellotas ni margaritas, para los días
de guardar.

En cuanto al Ulises, ese, de Ítaca,
díganle que de áspides, sapos
y mastodontes como él
tengo llena la sartén.
Además, el juego (circense)
de las resurrecciones
no es más una especialidad mía.
Yo ahora, tejo.
Créanme.

(Luisa Futoransky)


SECUELA

Impulsados por el imán de la calamidad
merodean y miran como si la casa
quemada fuera de ellos, o como si pensaran
que en algún momento algún escándalo pudiera escurrirse
de un armario asfixiado por el humo;
ni muertes ni heridas prodigiosas
sacian a estos cazadores de vieja carnaza,
de rastro de sangre de tragedia austera.

Madre Medea con su túnica verde
se mueve humilde como cualquier ama de casa por sus estancias en ruinas,
haciendo el inventario
de zapatos calcinados,
de tapicería empapada:
privada de la pira y la tortura,
la multitud le sorbe la última lágrima
y le vuelve la espalda.

(Sylvia Plath)

Circe fue una poderosa bruja que, con ayuda de hierbas, encantamientos o hechizos podía convertir a los hombres en animales, incluso crear vanas apariencias de bestias. Podía esconder la luna y el sol, mezclar poderosos venenos, mover los bosques, hacer temblar la tierra, llamar en su ayuda cada vez que quería a la Noche, el Caos o a Hécate.
No tuvo suerte con sus amores: Glauco, que amaba a su vez a una joven llamada Escila, a la que Circe, por celos, transformó en un horrible monstruo, pesadilla de navegantes; Pico, semidios, que por despreciarla terminó convertido en un pájaro carpintero.
Cuando Odiseo llegó a la isla de Eea mandó bajar a la mitad de la tripulación, quedándose él en su barco. Circe invitó a los marineros a un banquete, envenenando la comida con una de sus pociones, transformándolos en cerdos. Más tarde Circe se enamoró de Odiseo y le ayudó en su viaje de regreso a casa después de que él y su tripulación pasasen un año con ella en su isla.
Medea, sobrina de Circe, era también una peligrosa maga que llegó incluso a matar a sus propios hijos para vengarse por el abandono de su marido, Jasón.

Las brujas resultan siempre personajes siniestros en la literatura, seres temibles capaces de destruir a los hombres y cometer crímenes horrendos. En las historias mitológicas se las respetaba pero se las temía, y sus existencias son siempre solitarias y desgraciadas. Más tarde muchas mujeres fueron acusadas de brujería y condenadas a morir en la hoguera. Mujeres que se atrevían a experimentar con plantas medicinales y ayudaban con sus conocimientos a la gente en tiempos en que no se disponía de médicos y los hospitales no existían. Pero las mujeres con conocimientos en medicina inspiraban recelo, y el acusarlas de prácticas peligrosas o aberrantes disuadió a muchas de iniciar o proseguir sus prácticas de lo que aún no podía siquiera llamarse medicina.

A mí me gustan estos dos poemas donde se retrata a Circe y Medea como mujeres normales, felices, conformes o desgraciadas, pero normales.

viernes, octubre 13, 2006

Contra la lapidación


Siete mujeres iraníes pueden morir lapidadas. Amnistía Internacional ha lanzado una campaña. Está comprobado que la presión internacional puede ser efectiva. Hay que actuar rápido. Para luchar contra esta barbarie, por favor, firmad aqui

Mujeres y pobreza

Hoy, más que nunca, se advierte que la pobreza tiene rostro femenino. El 70% de los pobres de la Tierra son mujeres, y gran parte de ellas están condenadas a trabajos mal remunerados, como la economía doméstica, la agricultura de subsistencia, o se ven abocadas a la inmigración o la prostitución por la simple supervivencia, de ellas o de ellas y sus hijos. Cada vez son más los hogares monoparentales encabezados por mujeres, cifra que en algunos países del tercer mundo llega al 50%, y el número sigue creciendo, por factores como divorcios, viudez, abandono, guerras, los nacimientos fuera del matrimonio y, sobre todo, la idea de que los niños son responsabilidad de la mujer. Considerando esto último, habría que contar también los hogares donde la mayor parte del trabajo lo realizan las esposas, sobre todo en el campo. En total, las mujeres poseen el 10% de los recursos mundiales, aunque realizan las dos terceras partes de las horas de trabajo.
Dos tercios de los analfabetos del planeta son mujeres y niñas, medio millón de mujeres mueren cada año durante el embarazo o el parto, hay más mujeres que hombres infectadas de SIDA. Y esta miseria y esta falta de instrucción se trasmite a las hijas que muchas veces tienen que abandonar la escuela y a ocuparse de sus hermanos y hermanas mientras sus madres trabajan.
Y seguimos con las cifras: más del 80% de los agricultores en África son mujeres; más del 40 por ciento de las mujeres de África carece de acceso a la enseñanza básica. Si la mujer recibe un mínimo de educación, simplemente el equivalente a una enseñanza primaria, aumenta en un 50% las posibilidades de recibir adecuados cuidados perinatales, de vacunar a sus hijos, reduce a la mitad la posibilidad de contraer enfermedades como el sida. Una niña que puede ir a la escuela tendrá muchas más posibilidades de salir de la pobreza: tendrá menos hijos, y más tarde, mejorará su alimentación y su salud. Además, al conocer mejor sus derechos participará en la toma de decisiones de su comunidad. Un ejemplo de mejora de las condiciones de vida de estas mujeres, y no solo en su papel de amas de casa y madres, son los proyectos de microempresarias en comunidades empobrecidas. Organizaciones de todo el mundo, ayudan con pequeños créditos a que las mujeres puedan comenzar una actividad profesional. Casi el 80% de los microcréditos concedidos han tenido como beneficiarias a mujeres y 42 millones de familias en todo el mundo han salido de la pobreza extrema. Estos microcréditos se conceden mayoritariamente, cuando no exclusivamente, a mujeres, y estas los devuelven en prácticamente todos los casos, al tiempo que las pequeñas empresas que montan funcionan perfectamente.
Es por lo que la educación, la sanidad y los microcréditos son la mejor ayuda que los países desarrollados podemos prestar a los países pobres.

jueves, octubre 12, 2006

Violencia contra las mujeres

Aún suenan en nuestros oídos las contundentes palabras de Juan Ignacio Paz, psicólogo del Instituto Andaluz de la Mujer, del martes día 10 de octubre. Durante dos horas nos habló de la violencia contra las mujeres desde su larga experiencia con la durísima realidad de cientos de víctimas de malos tratos a manos de sus parejas.

Su análisis del problema nos colocó en los primeros síntomas, en las señales de alarma que tenemos que aprender a detectar ya en la adolescencia y en las primeras relaciones de pareja.

La sesión impactó a más de una y a más de uno porque nos hacía recordar situaciones cercanas que diariamente nos rodean e incluso, en algunos casos, padecemos.

El objetivo no era otro que sensibilizar al profesorado sobre un tema que afecta a una gran parte de las alumnas y alumnos del centro. Desde aquí le agradecemos una vez más su trabajo, su energía y el material que generosamente nos ha ofrecido para facilitar nuestra tarea.

Esperamos que el esfuerzo de venir al centro otro martes más por la tarde haya merecido la pena.

domingo, octubre 08, 2006

El parto en nuestra sociedad


Muchas veces hemos oído las mujeres que hemos tenido hijos, ante cualquier mínima queja o, sin necesidad de queja, simplemente por acudir a un hospital en el momento del parto o disfrutar una baja maternal, la odiosa expresión “pues en África las mujeres dan a luz y a los cinco minutos ya están trabajando en el campo”. Y desgraciadamente es verdad en muchos casos. Y sus maridos, en ciertas zonas, son los que guardan cama y reciben las visitas, regalos y felicitaciones de los vecinos (eso es lo que se llama “couvade”, costumbre cuyo comentario merecería un artículo por sí solo). Como bien ha escrito Julio, la mortalidad, tanto de niños como de mujeres, es tremenda. Pero en esos lugares la vida de las mujeres vale bien poco.
Por el contrario, en nuestra sociedad occidental el embarazo y el parto se han medicalizado demasiado. Se llega a tratar como enfermedades lo que son simples procesos naturales. La medicina ha salvado muchas mujeres de morir a causa del parto, pero se ha excedido ampliamente el límite en que debe haber una intervención médica. Un parto no precisa anestesia: el dolor que causan las contracciones es necesario y absolutamente llevadero. Una mujer debe saber en todo momento cómo actuar para facilitar el nacimiento de su hijo: no podrá hacerlo si está inconsciente (anestesia general) o no controla los músculos adecuados (epidural). El parto es un trabajo y hay que hacerlo bien, ha de durar lo menos posible para que en ningún momento el niño deje de recibir el oxígeno necesario, lo que dañaría su cerebro. La postura más inadecuada es aquella en la que te colocan en el hospital, tendida boca arriba, para comodidad del ginecólogo o ginecóloga. Tampoco es imprescindible un médico: una buena matrona es suficiente.
Es bueno también que madre e hijo estén juntos desde el mismo momento del nacimiento.
No se trata de negar la intervención médica, sino de darle el lugar que debe tener en un proceso natural: las situaciones de riesgo. Las mujeres debemos recuperar una tarea que, esta sí, es exclusivamente nuestra: el embarazo y el parto natural. En este sentido, sí que hay una labor que agradecer a nuestras administraciones: los cursos de preparación al parto, al alcance de todas, normalmente impartidos por experimentadas matronas. Parir es un trabajo que las mujeres occidentales hemos “desaprendido” y que debemos volver a aprender.
Si queréis leer más sobre el tema del parto natural, os recomiendo un artículo muy completo de Isabel F. del Castillo.

martes, octubre 03, 2006

¡Muere ... mujer!

Alrededor de 500.000 mujeres mueren cada año como consecuencia del parto. A pesar de los esfuerzos realizados por la comunidad internacional, el quinto Objetivo del Milenio, reducir la mortalidad materna en un 75% para 2015, es el que menos ha progresado hasta el momento. Los países en vías de desarrollo son los que más sufren esta desgracia, en especial los del Sudeste Asiático, Latinoamérica y el África subsahariana.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/especiales/2006/09/maternal_survival/index.html

Ganaras el pan con el sudor de tu frente, sentenció Yahvé a un Adan que había osado tomar el fruto prohibido del arbol de la ciencia. Y tú, pariras a tus hijos con dolor, siendo esta la condena de la que Eva, instigadora del hecho, no podrá ya nunca desprenderse. Pero recuperando las tesis de los antiguos gnósticos, grupo protocristiano que en sus variantes más "salvajes" llego a defender que este mundo, aciago, amargo, mezquino, sucio, ... malo, no podía haber sido diseñado por un Dios todobondadoso sino por un demonio entretenido con el sufrimiento ajeno, el titular de este escrito parece venirle al pelo. No se alcanza la muerte por una temeridad, ni por una guerra, ni por hambre o miseria, sino simplemente... por ser mujer. Medio millón de mujeres son muchas mujeres y en este entorno en el que se nos recuerda continuamente la igualdad de género, la coeducación parece haberse olvidado que hay algún genio maligno para el que la condena divina de parir con dolor es "toda una bendición". El demonio gnóstico que da forma a este extraño y deslabazado mundo ha castigado con la muerte a aquellas que sólo han nacido para parir y amamantar criaturas... quizá sólo nos quede a los demás "mortales" pensar que el primer objetivo del milenio debería ser cumplir algíun objetivo del milenio. Mientras tanto, yo me voy a la cama que mañana debo ganar el pan mientras alguna mujer muere por parir.

domingo, octubre 01, 2006

Graduación en la universidad de Najaf - IRAQ

Una imagen vale más que mil palabras

Fuente: Mujeres en red

75 aniversario del voto de la mujer en España

El 1 de octubre de 1931, las Cortes de la II República aprobaron el derecho al voto para todas las españolas, por primera vez en la Historia de España. Era el 441 Estado en hacerlo.

Fue la diputada Clara Campoamor quien luchó, contra viento y marea, por conseguir ese avance en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres; ese 31 de octubre, hace 75 años, Campoamor pronunciaba en las Cortes un discurso brillante que destruía los argumentos de quienes pretendían negar a las mujeres su derecho al voto:
  • Los que no querían dar nunca ese derecho a las mujeres: "porque las mujeres son histéricas por naturaleza" (Novoa Santos).
  • Los que pretendían retrasar el voto de la mujer hasta momentos más propicios: "hasta que las mujeres dejaran de ser retrógradas" (Álvarez Buyita, Rico); "hasta que transcurran unos años y vea la mujer los frutos de la República y la educación" (Victoria Kent).
El debate fue duro, pero la diputada Clara Campoamor defendió su postura, afirmando que sería un error político y un error histórico dejar a la mujer al margen de ese derecho, dejarla al margen de la República.

Así, tras una reñida votación (161 votos frente a 121) la Constitución recogió en su artículo 36 el siguiente texto:

"Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales según determinen las leyes."

Desgracidamente, el voto de la mujer, ese derecho fundamental pronto se vió truncado por 40 años de dictadura.

Animación por Lourdes Barroso

Puedes conocer más datos y realizar un pequeño ejercicio on-line sobre Clara Campoamor en la página del Tinglado.

Curiosamente, la calle lateral a nuestro instituto (parada del 13) se llama Victoria Kent, probablemente alguna otra calle del barrio lleve el nombre de Clara Campoamor. Si alguien lo sabe por favor que nos indique su situación en los comentarios.