UNA por UNA
Y comenzamos esta nueva sección en homenaje a esas 15 mujeres desaparecidas en el verano.
Traemos a vuestros ojos la figura de Lilí Álvarez, la primera mujer tenista que disputó tres finales de Wimblendon en 1926, 1927 y 1928, aunque no ganó ninguna.
Y comenzamos esta nueva sección en homenaje a esas 15 mujeres desaparecidas en el verano.
Traemos a vuestros ojos la figura de Lilí Álvarez, la primera mujer tenista que disputó tres finales de Wimblendon en 1926, 1927 y 1928, aunque no ganó ninguna.
Elia Mª González Álvarez, Lilí Álvarez, había nacido en Roma en 1905. Vivió en su infancia en Suiza y allí practicó deportes muy diversos: esquí, patinaje, tenis y billar. Incluso el automovilismo, con 19 años ganó el campeonato catalán de automovilismo; pero más tarde se decantó por el tenis. En dos años alcanzó uno de los mejores puestos del tenis femenino disputando las tres finales de Wimbledon.
Pero su importancia no queda ahí. Su energía y vitalidad, el contacto con el mundo del deporte de élite así como de políticos de la época la inclinaron al mundo del periodismo. Durante la II República española, a partir de 1931, escribió crónicas parlamentarias defendiendo el papel de la mujer en el mundo.
En 1939, tras perder a su hijo en el parto se separó de su marido y se dedicó a escribir, sin renunciar a la práctica de deportes variados. Mujer de profunda educación religiosa supo aunar esa visión con la postura de un feminismo avanzado fruto de los ambientes que había conocido en su juventud. En 1951 envió al V Congreso Feminista Hispanoamericano un discurso titulado “La batalla de la feminidad”.
Títulos de sus libros más conocidos: “Feminismo y espiritualidad”, “La gran explicación desde la vida y el deporte”, éste último publicado poco antes de su muerte.
Murió en 1998, a los 93 años de edad y pudo ver a Conchita Martínez ganar el campeonato de Wimbledon, rememorando así sus sueños y conocer un poco esa liberación de la mujer que ella defendía.
En 1939, tras perder a su hijo en el parto se separó de su marido y se dedicó a escribir, sin renunciar a la práctica de deportes variados. Mujer de profunda educación religiosa supo aunar esa visión con la postura de un feminismo avanzado fruto de los ambientes que había conocido en su juventud. En 1951 envió al V Congreso Feminista Hispanoamericano un discurso titulado “La batalla de la feminidad”.
Títulos de sus libros más conocidos: “Feminismo y espiritualidad”, “La gran explicación desde la vida y el deporte”, éste último publicado poco antes de su muerte.
Murió en 1998, a los 93 años de edad y pudo ver a Conchita Martínez ganar el campeonato de Wimbledon, rememorando así sus sueños y conocer un poco esa liberación de la mujer que ella defendía.
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