miércoles, abril 09, 2008

Mujeres del Polígono Sur

UNA POR UNA

Una mujer de 37 años, Eugenia, muere apuñalada por su ex novio, en San Sebastián de los Reyes, Madrid, el día 1 de abril.

Al mismo tiempo, el martes 1 de abril, a las 5,30 de la tarde, en la Facultad de Pedagogía de Sevilla, Manolo Collado, antiguo profesor de la misma, hoy jubilado, nos va presentando a personas vinculadas a un proyecto desarrollado en el último año:

La presentación de una colección de historias de mujeres del Polígono Sur de Sevilla que han participado en el Taller de empleo “Intervención comunitaria-Polígono Sur”.

Pasamos al interior del salón de actos y el escenario fue llenándose de mujeres sencillas, de edades muy diversas que miraban un poco sobrecogidas al público heterogéneo del enorme salón. Allí destacaba una amplia representación del alumnado de Pedagogía Social.

Tomó la palabra Nanda Pombero, directora del programa del Taller de Empleo para explicar la formación, desarrollo y evolución del grupo de 15 mujeres que constituyen el taller. A continuación dio paso a las mujeres para que contaran sus experiencias.

Desde ese momento una energía desbordante empezó a fluir desde el escenario con cada una de las intervenciones. Ya no tenían miedo, les habían dado la oportunidad de sacar sus historias a la luz y aprovecharon el momento. Estas mujeres venían de experiencias personales algunas muy duras, incluido el maltrato con su lacra de humillación; otras sobreponiéndose a separaciones traumáticas… Pero todas habían decidido tomar las riendas de sus casas para sacar adelante a sus hij@s, para terminar con el único destino que les ofrecía la vida: limpiar en casas ajenas. Todas habían descubierto el valor que encerraban en su interior: ser personas únicas e irrepetibles.

A lo largo de un año estas mujeres han llevado a cabo un profundo trabajo interior: autoestima, escucha activa, estrategias para la resolución de conflictos; han conocido el valor del cuidado personal y de otras personas; han aprendido el dolor de la soledad y la medicina de la sonrisa ayudando a discapacitad@s. Han descubierto la fuerza de la amistad, de la solidaridad, de la generosidad y del agradecimiento.

Y todo ello además de pintar, que era lo que creían que les iban a enseñar.

Hoy, terminado el taller, quieren constituirse en cooperativa para incorporarse al mundo laboral, tan masculino, de la pintura y quieren demostrar su capacidad para el mismo.

A medida que oíamos su voces comprendíamos que estas nuevas mujeres conseguirán todo lo que se propusieran, incluido ese tiempo extra para aprender más que una de ellas reclamaba.

Pero todos estos logros no se han producido solos. Este resultado se debe a una muestra de voluntad política, de fe en la capacidad de transformación que tiene el ser humano y de unas ganas enormes de profesionales que, desde el “precariado” (nuevo término que refleja las actuales relaciones laborales) trabajan día a día en el Polígono Sur.

Luego Manolo Delgado, profesor de la Facultad de Económicas, nos dio una lección inusual de economía. Partiendo del ejemplo de la comida saludable, la que elabora el campesinado, nos llevó a la comida basura, la de las multinacionales, para ejemplificar

el concepto de la globalización. Según él, el sistema de la globalización está construido con todos los valores de lo masculino, la competitividad y la violencia como medio para resolver los conflictos. La lógica del capital globalizador es acumular para tener más, para crecer más. Pero mientras más se crece más diferencia hay entre ricos y pobres, más aumenta el número de damnificados en el mundo, al tiempo que los beneficios de las grandes multinacionales y los bancos crece más. Es una lógica mortal.

Para alimentar la vida hay que buscar otra lógica: la lógica de los valores de las persona, el valor del cuidado, de la solidaridad, de la ayuda mutua, del compartir...

La solución está en la gente, en la creación de redes de grupos concienciados y organizados que, como este grupo de mujeres, sean “protagonistas de sueños compartidos que transforman realidades”.

1 comentario:

Ana Echarri dijo...

Magnífica experiencia, creo que el camino puede ir por ahí: menos acumular y más compartir.

Saludos y gracias por contárnoslo.