Un médico, Charles Bovary, se casa con una viuda rica ya que su madre se lo pide, esta se muere y conoce a una bella campesina, Emma. Se casan y tiene una hija llamada Berta. Emma se aburre pronto de él y se convierte en la amante de un rico hacendado.
Cuando éste la rechaza, Emma tiene un romance con un asistente legal. Su esposo no sabe nada de sus aventuras amorosas. Tampoco sabe que el derroche y los caprichos de Emma le han llevado a la bancarrota.
Emma Bovary llegará al suicidio tras haber intentado en vano aplacar sus anhelos en la entrega desenfrenada a los dos adulterios que no hicieron sino acentuar su malestar e incapacitarla para llevar las riendas de su vida.
Charles queda deshecho por la noticia. Encuentra las cartas de Emma y muere poco después, dejando huérfana a la hija.
Ana Karenina fue una dama de la alta sociedad rusa, casada con un funcionario. En la estación del ferrocarril, con motivo de un viaje, Ana conoce al conde Wronsky, el cual le atrajo desde el primer instante. Él quedó también perdidamente enamorado de ella y no tardó en declararle sus sentimientos. La pasión de ambos no tuvo freno, y el marido no tardó en enterarse. Tiempo después Ana quedó embarazada de Wronsky y esto la sumió en una profunda depresión. El conde, al ver su estado de angustia, le propuso un plan de fuga, pero Ana lo rechazó. Meses después Ana dio a luz a una hermosa niña. El parto fue sumamente difícil y Ana, en peligro de muerte, pidió perdón a su esposo. Después de mejorarse Ana, Wronsky, ella y la niña se fueron de viaje al extranjero y vivieron una temporada en Italia. Algunos meses después regresaron a Rusia y se instalaron en el campo. Durante esa época las preocupaciones de Ana y Wronsky sobre su estado social y legal fueron en aumento. Esperaban que el marido de Ana le concediera el divorcio, pero Ana cayó en una profunda crisis neurótica que sus continuos celos agravaban. El amor desenfrenado que Ana sentía por Wronsky se convirtió en una obsesión enfermiza.
El final fue también trágico: Wronsky tuvo que hacer un viaje para ver a su madre y ella imaginó que iba a visitar a otra mujer.
Anna decidió ir a la casa de la vieja condesa para confirmar sus sospechas, que no tenían base alguna. Abrumada por su obsesión y profundamente deprimida, se arrojó a las vías del tren. Wronsky no logró superar el dolor que le causó la muerte de la mujer que amaba.
Se dice que Gustave Flaubert, a través del personaje de Madame Bovary, rompe con todas las convenciones morales y literarias de la burguesía del siglo XIX, tal vez porque nadie antes se había atrevido a presentar un prototipo de heroína de ficción rebelde y tan poco resignada al destino. Pero esa rebeldía tiene un final trágico. Aunque queramos identificarnos con ella, lo que ya es difícil dado el carácter cuando menos inestable de Emma, pocas mujeres podían animarse a seguir su ejemplo y reclamar su derecho a una relación libremente elegida y basada en la pasión. La pasión, ese sentimiento tan peligroso en una mujer, que no solo conduce a su autodestrucción, sino que afecta también a los que la rodean.
¿Qué pretendía Lev Tolstoi al crear el personaje de Ana Karenina? Da igual que sintamos pena o simpatía por la adúltera: terminará mal, su marido y sus hijos serán desgraciados. Las adúlteras, además, son neuróticas: están condenadas por adelantado al infortunio, ya comienzan siendo anormales.
Sin embargo, en la sociedad del siglo XIX había muchas adúlteras reales. De cómo sobrevivieron, y vivieron, muchas veces felices y admiradas, hablaremos en otra entrada.
Cuando éste la rechaza, Emma tiene un romance con un asistente legal. Su esposo no sabe nada de sus aventuras amorosas. Tampoco sabe que el derroche y los caprichos de Emma le han llevado a la bancarrota.
Emma Bovary llegará al suicidio tras haber intentado en vano aplacar sus anhelos en la entrega desenfrenada a los dos adulterios que no hicieron sino acentuar su malestar e incapacitarla para llevar las riendas de su vida.
Charles queda deshecho por la noticia. Encuentra las cartas de Emma y muere poco después, dejando huérfana a la hija.
Ana Karenina fue una dama de la alta sociedad rusa, casada con un funcionario. En la estación del ferrocarril, con motivo de un viaje, Ana conoce al conde Wronsky, el cual le atrajo desde el primer instante. Él quedó también perdidamente enamorado de ella y no tardó en declararle sus sentimientos. La pasión de ambos no tuvo freno, y el marido no tardó en enterarse. Tiempo después Ana quedó embarazada de Wronsky y esto la sumió en una profunda depresión. El conde, al ver su estado de angustia, le propuso un plan de fuga, pero Ana lo rechazó. Meses después Ana dio a luz a una hermosa niña. El parto fue sumamente difícil y Ana, en peligro de muerte, pidió perdón a su esposo. Después de mejorarse Ana, Wronsky, ella y la niña se fueron de viaje al extranjero y vivieron una temporada en Italia. Algunos meses después regresaron a Rusia y se instalaron en el campo. Durante esa época las preocupaciones de Ana y Wronsky sobre su estado social y legal fueron en aumento. Esperaban que el marido de Ana le concediera el divorcio, pero Ana cayó en una profunda crisis neurótica que sus continuos celos agravaban. El amor desenfrenado que Ana sentía por Wronsky se convirtió en una obsesión enfermiza.
El final fue también trágico: Wronsky tuvo que hacer un viaje para ver a su madre y ella imaginó que iba a visitar a otra mujer.
Anna decidió ir a la casa de la vieja condesa para confirmar sus sospechas, que no tenían base alguna. Abrumada por su obsesión y profundamente deprimida, se arrojó a las vías del tren. Wronsky no logró superar el dolor que le causó la muerte de la mujer que amaba.
Se dice que Gustave Flaubert, a través del personaje de Madame Bovary, rompe con todas las convenciones morales y literarias de la burguesía del siglo XIX, tal vez porque nadie antes se había atrevido a presentar un prototipo de heroína de ficción rebelde y tan poco resignada al destino. Pero esa rebeldía tiene un final trágico. Aunque queramos identificarnos con ella, lo que ya es difícil dado el carácter cuando menos inestable de Emma, pocas mujeres podían animarse a seguir su ejemplo y reclamar su derecho a una relación libremente elegida y basada en la pasión. La pasión, ese sentimiento tan peligroso en una mujer, que no solo conduce a su autodestrucción, sino que afecta también a los que la rodean.
¿Qué pretendía Lev Tolstoi al crear el personaje de Ana Karenina? Da igual que sintamos pena o simpatía por la adúltera: terminará mal, su marido y sus hijos serán desgraciados. Las adúlteras, además, son neuróticas: están condenadas por adelantado al infortunio, ya comienzan siendo anormales.
Sin embargo, en la sociedad del siglo XIX había muchas adúlteras reales. De cómo sobrevivieron, y vivieron, muchas veces felices y admiradas, hablaremos en otra entrada.
5 comentarios:
¡Felicidades por este blog! ¡Vale la pena! Os hemos enlazado desde el blog de igualdad de nuestro centro.
Saludos.
http://www.iesgrancapitan.org/blog01/
Ambas tematicas (Madame Bovary y
Anna Karenina) son intemporales.
Lo que me gusto fue que hemos
socilogicamente vuelto a las
Annas Kareninas de antes(amores
sin edad) que todo el mundo
parecer defender a capa y espada.
Anna Karenina y Madame Bovary
son una advertencia a las
mujeres (u hombres) ligeras cuyos
propositos anteponen el placer
al deber.
Felicitaciones por su culturalizado
blog,cosa que no se ve muy a menudo en la internet.
Felicidades¡ que bueno¡¡¡
me encanto
El comentario de anónimo me da lástima . De seguro tiene mas cornamenta que un alce canadiense.
Dejemos ser a la literatura, y sobre todo a este tipo de literatura, que no solo sirve como retratos fieles a la epoca, en su realismo intenta ir más allá de las cuestiones, para así verlas más de cerca. Hay que tener en cuenta que fueron vistos como libros capaces de corromper, y hoy en día no se puede más que apreciarlos por su quiebre con el conservadurismo que lo oculta todo y por su rica y deleitante prosa, maravillas de la literatura universal.
a mi tb me da lástima el comentario de Anónimo, por un momento pensé que lo escribió la madre de Charles Bovary!
Publicar un comentario