martes, marzo 16, 2010

¿Creéis que las mujeres y los hombres escriben de forma distinta? I: el discurso masculino y el discurso femenino

Cuando formulé esta pregunta a los grupos de estudiantes que tenían que opinar sobre los textos objeto de este estudio, casi todos y todas respondieron que no. Solo unos pocos, en su mayoría chicos, disintieron. Estos chicos, insisto en que una pequeña minoría, argumentaron su idea describiendo la literatura femenina como "más delicada y suave", su léxico más "delicado" y, en la elección de los temas, más intimista y romántica.
La mayoría consideraba a priori que la diferencia estaba en la persona que escribe, y que depende sobre todo del temperamento y la experiencia vital del narrador o el poeta. O bien de su entorno, intereses o bagaje cultural.

Sin embargo, a la hora de comentar los textos, hemos tenido que constatar todos y todas que no lo tenemos tan claro como parecía.
En primer lugar, se incide en la diferencia entre un discurso masculino y otro femenino.:
Al comentar este poema (Segunda Naturaleza, de Odysseas Elytis):

hubo unanimidad con respecto a que la autora del texto era una mujer: por el tema de la maternidad; porque es un texto muy dulce y un hombre no escribiría con esa ingenuidad; ya que el tema central del texto es la maternidad y el desarrollo de la vida de los hijos... las mujeres expresan esto mejor que os hombres; las mariposas representan a las mujeres; otra vez la ingenuidad...
Obviando el hecho de la lectura errónea del poema como referido a la maternidad, es evidente que las opiniones están dictadas por la frescura y sencillez de los versos, casi infantiles. pero son obra de un hombre, y no de una mujer.
Cierto que hay temas que hasta ahora son privativos de la mujer en cuanto que están ligados a la maternidad o domesticidad. Hay un fascinante texto de Sylvia Plath que no reproduzco por su excesiva longitud, Tres mujeres:
Es un poema donde tres mujeres, en un hospital, van desgranando sus miedos, alegrías o angustia ante situaciones muy diferentes: La Primera Voz representa la de una madre feliz al dar a luz aun hijo deseado. La Segunda Voz es la de una mujer que aborta, y que siente el aborto como un fracaso. Esta Voz habla de la sensación de pérdida, de la sangre, de lo inútil y vacía que se siente. La Tercera Voz es la de una chica demasiado joven que da a luz un bebé no deseado para el que no está preparada, para ella una experiencia traumática. Aquí podéis encontrar una versión española del poema.
En otro, titulado Corte, cuenta de manera personalísima un pequeño accidente con el cuchillo mientras cortaba una cebolla:

Qué susto:
El pulgar en vez de la cebolla.
La yema, casi cortada del todo,
pendiendo tan solo de una suerte de bisagra
de piel,
un colgajo en forma de sombrero
mortecino.
Debajo, esa felpa roja... (comienzo del poema)

De hecho, hay un interesante trabajo sobre la domesticidad en esta escritora, `Viciousness in the Kitchen': Sylvia Plath's Domestic Poetry, que analiza en profundidad el tema.
La elección de estos contenidos viene dada, lógicamente, por la mayor proximidad de las mujeres a ellos, pero no tiene que ser diferente también el estilo literario.

En otro poema, Arde el mar, de Pere Gimferrer, según los comentarios, priva el discurso masculino. En palabras de un alumno, "habla de la guerra y las mujeres no saben nada de las guerras". Es posible. Aunque visitando, por ejemplo, esta página, vemos que también hay un número significativo de escritoras que componen poesía sobre la guerra.
Veamos el poema de Gimferrer:

Sin considerar el tema, no exactamente bélico, los versos abundan en plasticidad y son tremendamente evocativos, trasmiten sensaciones auditivas y visuales y conectan de lleno con nuestra memoria onírica. Un estilo similar al de este poema:

El corazón de Charo flota sobre las aguas del Delta como una flor endamascada.
Fue asesinada al amanecer. En los raíles del tren
se han encontrado fragmentos del dietario de su amor. Relatos
de luna llena, caligrafía imposible, Cristo crucificado, ¿qué pasó?
Adamo guarda silencio en el Olimpia y las monjas de Sagrado
Corazón cubren el cuerpo mutilado con flores de azahar.
Qué historia más extraña la de algunas colegialas.

Que, sin embargo, ha sido escrito por Ana María Moix. O este fragmento de García Lorca, que también incluimos en los textos a comentar:

Otro lugar común en cuanto a clasificar un texto como femenino es el tema del amor.

¡La gente husmea
y les huele a quemado!
Trajeron a ciertos tipos.

¡relucientes!

¡con cascos!

¡¿Pero dónde van con esas botas?
!
Háganles saber
a los bomberos

que a un corazón ardiente se sube con caricias.


Estos versos, procedentes del extensísimo trabajo de Vladimir Maiakovski La nube en pantalones, han sido considerados como femeninos por la expresión "corazón ardiente". Analicemos el tono del poema: su vigor casi musculoso toca suelo en el último verso para ascender con una suavidad que es el contrapunto perfecto y el elemento sorpresivo. Solo la palabra "ardiente" nos devuelve al punto de partida, la cornisa del edificio (porque la plasticidad es tal que se visualiza la escena sin mencionar ningún elemento concreto), que es el propio corazón.
En tan breve texto se aúna lo que se ha considerado tradicionalmente masculino (la expresión vigorosa) con lo tradicionalmente femenino (la ternura).

Esto en cuanto al discurso masculino o femenino. ¿Existen realmente? Recordemos unos versos de la primera poeta lírica de la que tenemos noticia, y que aún no ha perdido su expresividad y su vigencia, Safo de Lesbos:

Una hueste de jinetes, o de infantes o de naves
dicen unos y otros que es lo más bello
que existe sobre la tierra. Yo digo
que es aquello que se ama.

¿Eran otros tiempos?

1 comentario:

Juana G. Linares dijo...

Magnífico trabajo, Meli. Felicidades otra vez por el planteamiento del tema, la selección de textos y las reflexiones finales.