viernes, noviembre 14, 2008

La neo-copla


Pues no sé yo, pero con la independencia sentimental y sexual que estamos logrando las mujeres, aunque sea trabajosamente y poquito a poco, pero que ya es patente y efectiva al menos en ciertos niveles culturales y sociales, a mí me chocan las letras de ciertas canciones.
Hasta ahora no me había fijado yo, pero he cambiado de piscina. Antes acudía a piscinas públicas y no había música, ni mala ni buena, en los vestuarios. Ni secadores de pelo, pero ese es otro tema. Ahora voy a un gimnasio privado, no porque mis posibilidades económicas hayan mejorado en absoluto, sino porque la "ciudad del deporte" ha cerrado la única piscina de 50m. con la que contábamos los que aspiramos a algo más que hacer vida social y chapotear un poquillo. Y, claro, nos ponen música, que ojalá no lo hicieran, porque todo es Miguel Bosé, o música pastillera, o Shakira (siempre la misma canción) o Mecano, o esa, la que voy a comentar ahora.
Se trata de unas señoras a las que ha dejado el novio o están en fase inminente de abandono. Aparte de desgarrárseles el alma, hacérseles su mundo trizas, no poder vivir ni un minuto más en esa soledad espantosa (declaraciones hechas con tanta exageración que no extraña ni un instante que las abandonen sus parejas por histéricas), en la mayoría de esas letras se ve una voluntad de aguante rayano en el masoquismo que nos asombra. ¿No teníamos ya esta fase superada?
Pues por lo visto no. Pongo por ejemplo una insufrible cancioncita que me recuerda mucho a una clásica copla que también comentaré. La letra, dentro de su incoherencia, lanza un mensaje de absoluta y voluntaria subordinación (la resumimos para no torturar a los lectores y lectoras):

PRETENDO HABLARTE Beatriz Luengo

Mon coeur a ses raisons mon amour
de n’pas t’appeler chéri
Toi tu veux que je t’aime,
moi je n’veux pas soufrir...
Pretendo hablarte y no decirte
que ya no se vivir si ya no estas aquí,...
Estoy pensado en ti, las horas pasan,
Tu ya no estas, yo ya no soy.
Comprende, cuando uno ama como lo hago yo
Con decir no es suficiente
Si es que me quieres como dices tú...
ven y hazme feliz...
Quizá mejor así, tal vez mañana
quiera morir por ti o vivir así
No se si pronto yo reciba tu llamada,
por si tardaras, yo te esperare sentada,
aquí sentada…
Verte a ti con otra y no sentirme idiota,
entre tantas otras cosas que pienso…
Que tú me quieres dejar y yo no quiero sufrir
Ay, que contigo me voy aunque me cueste a morir

Ahora comparad las frases en cursiva con estos otros versos de una famosa copla de Quintero y Quiroga, interpretada por lo más destacado de la canción patria (también extractamos, para no alargar):
Me lo dijeron mil veces,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los llantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.
Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hacía; lo más que te preguntaba era que si me querías.
Y bajo tus besos en la "madrugá",
sin que tú notaras la cruz de mi angustia,
solía cantar:
Te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vida,
más que al aire que respiro
y más que a la madre mía.
Que se me paren los pulsos si te dejo de querer, que las campanas me doblen si te falto alguna vez.
Eres mi vida y mi muerte,
te lo juro, compañero,
no debía de quererte (bis)
y sin embargo te quiero.
Vives con unas y otras y "na" se te importa de mi soledad; sabes que tienes un hijo y ni el apellido le vienes a dar...

Aquí las dos esperan sentadas y no tienen vida porque ÉL les falta. Más expresiva es la de la copla, desde luego, entre otras cosas porque la expresión es correcta (el letrista no se había fumado nada).
Las dos señoras esgrimen su pasión inconmovible como mérito supremo para recuperar al individuo. La canción española vuelve a tener más argumentos: lo quiere más que a la madre suya, ahí es nada. A las dos les ponen los cuernos, las dos aguantan. Para colmo de males y de masoquismo, la coplista tiene un hijo (la otra no, claro, hoy hay medios).
Pero ninguna manda al infiel a donde se merece. Es más, proclaman su fidelidad a toda prueba.Poco hemos cambiado: la copla ha renacido. Esa copla racial que hablaba de hembras desgarradas y heridas, pero firmes y constantes como rocas. Se sabía: la española cuando besa...
No sé si taparme los oídos o cambiarme de gimnasio.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente, Meli, la historia se repite. Siento no poder darte aún una receta para combatir esa situación.
Me alegra volver a leerte en este estupendo blog.

Juana G. Linares dijo...

Pues ya ves, esta es la oferta cultural de nuestro canal de televisión y la que tiene más audiencia. Así no es fácil avanzar.

Anónimo dijo...

No sé, chicas. ¿No somos un pelín demasiado inflexibles con nosotras mismas, que parece que tenemos que ser ideológicamente coherentes hasta en el amor?

El amor nos vuelve un poco imbéciles, ¿para qué nos vamos a engañar?, pero a nosotras y a ellos, pero nosotras -más si somos feministas- consideramos esa presunta imbecilidad como una traición a nuestros ideales, a nuestro género, a nuestros principios...

He oído muchas veces esa canción, y no me atrae especialmente, como música, quiero decir, y por eso nunca puse demasiada atención a la letra, pero, después de leer la parte que transcribes, Meli, me he dado cuenta de que es imposible entenderla, porque es caótica y contradictoria, porque así son los sentimientos humanos, no es una debilidad de género. ¿Por qué no somos un poco más comprensivas con nosotras mismas?

De todas formas, he de decirte que hay una diferencia importantísima entre ambas letras: la segunda, ni es caótica ni es contradictoria, la segunda lo tiene muy claro, a ella le encantaría, estaría bien, que Él fuera un tío decente, pero lo acepta, quiero decir, que no le llama "cabronazo" ni entre líneas, y no sólo lo acepta, sino que, para compensar, ella sí que es decente, como Dios manda, y si no lo soy en el futuro, que Dios me lo demande, a mí, sí; a ti, no, Churri, "que se me paren los pursos si te farto alguna veeeez".

Y no, esta chica, contemporánea nuestra, está la pobre hecha un lío, como lo hemos estado, lo estamos o lo estaremos todas, y si somos feministas, no por eso dejamos de serlo, feministas coyunturalmente agilipolladas por un tío pero feministas. Si el tío, al final, es estupendo, el agilipollamiento sabe muy rico. Si es un deshecho de tienta, como somos chicas listas, después de muchos tiras y aflojas inevitables con nosotras mismas, acabamos cayéndonos del burro, y nunca mejor dicho.

Para diferenciar el enamoramiento "normal" -con todas sus chaladuras inherentes-, de una relación patológica, dependiente y sado-masoquista, os cito a mi autor de cabecera, que me ha enseñado tanto, Erich Fromm, que decía que una relación insana respondía a esta frase:

TE AMO PORQUE TE NECESITO.

Un amor fetén -que no excluye que acabes abriendo los ojos y mandando al guano al chorbo, o no, según- responde a esta otra, bien distinta:

TE NECESITO PORQUE TE AMO.

Ya lo decía Gloria Fuertes, mi poetisa de cabecera, que tanto me ha acompañado desde casi toda mi vida:

ENAMORARSE ES ENFERMEDAD DE DIOSES

Enamorarse es enfermedad de dioses.
Pierdes la chaveta
cambias la chaqueta.
Sufres y gozas sin razonar,
enamorarse es una barbaridad.

Pues eso, que si hasta a la divina Gloria le pasaba, ¿por qué a nosotras no? Un beso, y relajémonos un poco, chicas, que nos lo merecemos, ¿o no?

Anónimo dijo...

Muy buen comentario, María.
No creo que seamos inflexibles, se trata solo de eliminar una didea de dependencia afectiva, sobre todo femenina, que te haga perder tu personalidad. Esto aboca muchas veces a que muchas personas se dejen rebajar y pisotear por la pareja, que pierdan la autoestima, que, finalmente, soporten un maltrato.
Amor sí, pero sin dependencia.

Juana G. Linares dijo...

Efectivamente, María, el amor nos vuelve un poco o un mucho imbéciles, pero, como dice Meli, se trata de no caer en una dependencia que anule tu personalidad. Ese concepto romántico de amor posesivo y de total entrega puede conducir al "la maté porque era mía" y aquí sí que se acabó el amor.