Me gustó el reportaje que publicó El País Semanal el pasado día 7 sobre la ministra de defensa, Carme Chacón. Me habría gustado comentarlo de inmediato, pero he preferido esperar a las sin duda numerosas y variadas reacciones de los lectores.
Numerosos y variados fueron también los comentarios en la época de su nombramiento. Hubo personas, tanto hombres como mujeres, que alabaron la elección de nuestro presidente. Otros y otras pensaron que estaba inventándose una nueva generación de mujeres-florero: vendía bien un gobierno que contara con al menos un 50%, mejor si rompían el tópico de mujer política=mujer sin atractivo alguno, mejor joven y con hijos pequeños. Y para rizar el rizo: en avanzado estado de gestación.
No ha tenido aún tiempo la ministra de demostrar su competencia. Seguro que trabaja muchas horas al día. Vive en el propio edificio del ministerio, en el último piso, y puede amamantar a su hijo cuando la criatura lo demanda. Puede pagar el servicio doméstico necesario para poder compatibilizar hogar y trabajo. El reportaje la muestra como a una persona que lleva su vida sin agobio y sin estrés. Inteligente, capaz y decidida.
Reacciones ha habido de tres tipos:
La primera... "quien mucho abarca, poco aprieta": no es creíble que una mujer con un trabajo de tal responsabilidad pueda ser buena madre.
La segunda: "así cualquiera": con tal sueldo y con la vivienda en el mismo lugar del trabajo...
La tercera: mujer feliz, mujer capacitada: un logro para tod@s.
Tengo que decir, antes de comentar estas reacciones, que me apunto a la última. Así que ya declaro que no soy objetiva. Siento una sana envidia ante esta mujer. Cierto que ella puede porque, gracias a años y años de superación de las mujeres, de lucha sin armas y de democracia, es en general posible que una mujer esté ahí. En ese sentido todas podemos. Cierto que ella puede porque sus condiciones socioeconómicas se lo permiten: ella se lo ha trabajado, sin duda (no me creo para nada lo de las neo-floreros, salvo en algún caso concreto). Cierto que ella puede porque su mismo cargo exige que habite en el Ministerio.
Pero ella puede también porque, y esto no se insinúa siquiera en el reportaje, tiene un hombre igualmente competente a su lado. Un hombre que comparte sus tareas en el hogar, que a una mujer nunca le faltan. Que se ha tomado su baja paternal sin rubor alguno. No sé quién será ese hombre, pero lo admiro en la misma medida que a ella.
Porque ese es un logro igual de importante que tener a una mujer joven, atractiva y embarazada o recién parida al frente del Ministerio de Defensa.
Y vamos a olvidarnos ya un poquito, digo yo del "quien mucho abarca, poco aprieta" si se trata de una mujer. Nadie ha dicho nada parecido de un ministro que acabe de ser padre. Y lo de "así cualquiera" debe más bien preocuparnos, porque es cierto que sigue siendo agotador para la mayoría de nosotras tener doble jornada de trabajo, cargar con casi todas las responsabilidades y tener que renunciar a los ascensos, a los momentos de ocio y a la parcela privada.
Numerosos y variados fueron también los comentarios en la época de su nombramiento. Hubo personas, tanto hombres como mujeres, que alabaron la elección de nuestro presidente. Otros y otras pensaron que estaba inventándose una nueva generación de mujeres-florero: vendía bien un gobierno que contara con al menos un 50%, mejor si rompían el tópico de mujer política=mujer sin atractivo alguno, mejor joven y con hijos pequeños. Y para rizar el rizo: en avanzado estado de gestación.
No ha tenido aún tiempo la ministra de demostrar su competencia. Seguro que trabaja muchas horas al día. Vive en el propio edificio del ministerio, en el último piso, y puede amamantar a su hijo cuando la criatura lo demanda. Puede pagar el servicio doméstico necesario para poder compatibilizar hogar y trabajo. El reportaje la muestra como a una persona que lleva su vida sin agobio y sin estrés. Inteligente, capaz y decidida.
Reacciones ha habido de tres tipos:
La primera... "quien mucho abarca, poco aprieta": no es creíble que una mujer con un trabajo de tal responsabilidad pueda ser buena madre.
La segunda: "así cualquiera": con tal sueldo y con la vivienda en el mismo lugar del trabajo...
La tercera: mujer feliz, mujer capacitada: un logro para tod@s.
Tengo que decir, antes de comentar estas reacciones, que me apunto a la última. Así que ya declaro que no soy objetiva. Siento una sana envidia ante esta mujer. Cierto que ella puede porque, gracias a años y años de superación de las mujeres, de lucha sin armas y de democracia, es en general posible que una mujer esté ahí. En ese sentido todas podemos. Cierto que ella puede porque sus condiciones socioeconómicas se lo permiten: ella se lo ha trabajado, sin duda (no me creo para nada lo de las neo-floreros, salvo en algún caso concreto). Cierto que ella puede porque su mismo cargo exige que habite en el Ministerio.
Pero ella puede también porque, y esto no se insinúa siquiera en el reportaje, tiene un hombre igualmente competente a su lado. Un hombre que comparte sus tareas en el hogar, que a una mujer nunca le faltan. Que se ha tomado su baja paternal sin rubor alguno. No sé quién será ese hombre, pero lo admiro en la misma medida que a ella.
Porque ese es un logro igual de importante que tener a una mujer joven, atractiva y embarazada o recién parida al frente del Ministerio de Defensa.
Y vamos a olvidarnos ya un poquito, digo yo del "quien mucho abarca, poco aprieta" si se trata de una mujer. Nadie ha dicho nada parecido de un ministro que acabe de ser padre. Y lo de "así cualquiera" debe más bien preocuparnos, porque es cierto que sigue siendo agotador para la mayoría de nosotras tener doble jornada de trabajo, cargar con casi todas las responsabilidades y tener que renunciar a los ascensos, a los momentos de ocio y a la parcela privada.
3 comentarios:
Cierto, Meli, no hay que olvidar la presencia del hombre en esta pareja, no vayamos a cometer la misma falta que se ha tenido con las mujeres a lo largo de siglos: reconozcamos la labor de equipo de la pareja sin olvidar a ninguno de sus miembros.
La foto es preciosa
Yo qiero ser como ella.
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