domingo, febrero 04, 2007

Brecha digital de género

La brecha digital afecta a los sectores con menos recursos en el norte y en el sur del planeta, y tiene su origen en una serie de factores interrelacionados tales como la pobreza o la falta de políticas adecuadas, el analfabetismo y los bajos niveles educativos.

A su vez, la brecha digital se reproduce en el interior de las sociedades por causas de género, edad, etnia y clase social.
Esto se evidencia en numerosos estudios a nivel mundial que identifican al usuario tipo de computadoras como hombre, blanco, menor de 30 años, de nivel socioeconómico alto o medio, y alta o medianamente educado.

PERFIL DEL USUARI@ ESPAÑOL
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En el primer trimestre de 2006, el 33,9% de los hogares tenían conexión a Internet: veáse un vídeo de la Asociación de Internautas.

Respecto a estudios anteriores no se registraron diferencias en cuanto a la clase social y un ligero aumento en la incorporación de la mujer y en el grupo de edades más avanzados.

Pueden observarse interesantísimos indicadores de acceso y uso de las TIC en el Observatorio de la Sociedad de la Información Red.es.

La brecha digital también habla de género. Las nuevas tecnologías pueden llegar a ser una brecha más a superar para las mujeres.

Entendemos la brecha digital de género como aquella que impide que la mujer se incorpore y participe en la Sociedad de la Información en igualdad de condiciones.
Esta brecha se intensifica a través de las diferencias socioeconómicas, de edad y nivel educativo.

BARRERAS
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Poniendo el zoom en nuestra sociedad occidental y considerando que disponer de un ordenador con conexión a Internet no es una barrera infranqueable, otros son los factores que inciden en la brecha digital de género:

1.- Menor incorporación al mundo del trabajo y puestos de inferior categoría
Las mujeres están menos incorporadas al empleo que los hombres y además, se sitúan en las escalas inferiores de cualquier sector de producción, por lo que suelen trabajar en entornos menos informatizados que los hombres: sector servicios generalmente.

Aunque hoy en día el ordenador se use más en el hogar que en el puesto de trabajo, para el ocio, para el teletrabajo o para ciertos trámites (banco, compras, servicios públicos...) es todavía hoy el lugar de trabajo donde más personas se incorporan a la utilización de Internet y de las TIC en general.

2.- Menor tiempo libre
Muchas mujeres tienen dobles e incluso triples jornadas; su tiempo en casa lo dedican al cuidado de hijos y mayores o las tareas domésticas, mientras que los hombres dedican más tiempo al ocio, al trabajo en casa o al estudio.

Estas diferentes disponibilidades de tiempo libre de hombres y mujeres también influyen en las diferencias de acceso y uso de Internet.

3.- Contenidos no dirigidos a ellas
Internet es principalmente un ámbito de información y consumo, y la oferta de contenidos existente se orienta de forma mayoritaria a un público masculino; además cuando se hacen contenidos para mujeres suelen ser estereotipados. Y no podemos olvidar que en el ciberespacio se reproducen las manifestaciones de la dominación de género más extremas como la pornografía, la pederastia y el acoso sexual.

Por otro lado, los entornos informáticos son en general muy androcéntricos, se suele usar un lenguaje sexista, bromas de muy mal gusto.

Todo esto acentúa una falta de interés de las mujeres y en algunos casos hasta la tecnofobia.

NIVELES DE BRECHA DIGITAL
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Cuando enfocamos las TIC como herramientas de fortalecimiento individual y colectivo que ayudan a lograr condiciones de igualdad y autonomía de la mujer, se plantean 3 niveles o vertientes en la brecha digital:

  1. Acceso a las TIC
  2. Formación
  3. Participación

1. Acceso a las TIC
En nuestra sociedad es alto el número de ordenadores en el hogar, o bien es relativamente fácil encontrar una biblioteca o un centro cívico dónde podamos conectarnos a Internet y de manera gratuita.
Es decir, no es tanto disponer de un ordenador sino que las barreras antes comentadas son las que impiden o dificultan el acceso de las mujeres a las TIC.

De hecho podemos añadir otro factor, más sutil, relacionado con el espacio simbólico con el que cada persona se identifica en función de su sexo y generación:
  • En el hogar, el espacio del ordenador tiene un carácter simbólico masculino y en el que la prioridad de uso es de los maridos e hijos varones frente a las mujeres.
  • Los cibercafés, por ejemplo, han sido espacios para jóvenes y para hombres.
Es decir, hoy en día muchas mujeres pueden acceder a un ordenador, pero no lo hacen ya que no tienen interés (no le encuentran utilidad), oportunidad (en tiempo ni espacio), y en última instancia tampoco tienen formación.

2.- Formación: alfabetización digital e informacional
La falta de formación en el uso del ordenador y la capacidad para sacarle el máximo provecho es el segundo nivel que condiciona la brecha digital de género.

Así es prioritario disponer de un cierto grado de alfabetización digital que permita a la mujer usar el ordenador. Aunque no basta con esto, hay que rentabilizar al máximo los recursos que ofrece: en Internet abunda la información codificada, buena, mala, desordenada; es necesario saber distinguir el trigo de la paja, saber encontrar lo que se busca, aprovechar lo que se encuentra.

Un primer paso es conseguir que la mayoría de las mujeres se incorporen al menos como usuarias primarias del ordenador:
  • Es esencial la alfabetización digital en las escuelas bien desde asignaturas específicas, o mejor aún integrada en otras materias.
  • También es clave la formación tecnológica continua de las mujeres que ya están en el mercado de trabajo.
  • Por último, hay que generalizar campañas de formación digital dirigidas a distintos colectivos de mujeres que estén fuera del sistema educativo o laboral: los cursos para amas de casas, para mayores (hombres y mujeres) promovidos por las AMPAS, centros cívicos, etc.

Dentro de este nivel de formación no podemos olvidar promover la sensibilización y empatía hacia las TIC: en este sentido es fundamental acercar el ordenador a las mujeres, evitando el estereotipo de mujer tecnófoba.

El segundo paso (preferiblemente simultáneo al anterior) sería una formación informacional es decir, de lo que se trata es de saber dónde está la información relevante, cómo buscarla, cómo procesarla, cómo transformarla en conocimiento específico para lo que se quiera hacer; y para ello se requiere capacidad de aprender a aprender y de relacionar lo aprendido con las posibilidades de usos alternativos.

Pero para alcanzar la igualdad no basta con que las mujeres adquieran las habilidades de usuaria primaria: usuaria pasiva de ordenadores o Internet. Es necesario ir más allá y conseguir la fluidez o soltura: disponer de las cualificaciones que se exigen para trabajar con tecnologías de la información, conocer los fundamentos conceptuales acerca de cómo funcionan las tecnologías, saber resolver problemas, gestionar sistemas complejos y aplicar soluciones. Es decir, fluidez significa aprender a utilizar las tecnologías en función de las necesidades de la profesión que se ejerza.

Por otro lado, debemos abordar la formación no solo con miras a capacitar en las tecnologías, sino con miras a eliminar el techo de cristal, promoviendo las vocaciones técnicas y visibilizando modelos de mujer en este sector profesional.

En definitiva, debemos generar demanda de educación en tecnologías de la información por parte de las propias mujeres, exponiendo a las niñas desde pequeñas a los ordenadores, a Internet y a las disciplinas técnicas.

3.- Participación: como ciudadanas y como profesionales
La inclusión real en la Sociedad de la información pasa por ser participante activa en la construcción de una Sociedad del Conocimiento (aquella que va más allá de la mera acumulación de información).
Las mujeres debemos sentirnos y ser contempladas no sólo como usuarias pasivas de la sociedad de la información sino también como ciudadanas y promotoras activas de la misma.

Un primer factor que impulsa el crecimiento de la participación en Internet es la utilidad que puede aportar a las mujeres, ahorrando tiempo en su vida diaria y mejorando su calidad de vida: compra por Internet, banco on-line, información de todo tipo, correo y mensajería instantánea para estar mejor comunicadas, participación ciudadana en su comunidad, en foros de debate, blogs, redes virtuales...

Es previsible que a medio plazo, cualquier trámite en el que esté implicada una Administración Pública (estatal, autonómica, local...) pueda llevarse a cabo a través de Internet, proporcionando una gran cantidad de ventajas (ahorro de tiempo, dinero, papeleo...).

Por otro lado, la participación de las mujeres depende también de los contenidos. La motivación está estrechamente relacionada con la presencia de contenidos en los que las mujeres sean las protagonistas, que hagan visible su contribución al patrimonio científico, cultural, económico, político, social y al conjunto de la sociedad. La creación de contenidos debe evitar consagrar también en la red la visión androcéntrica del mundo, evitando contenidos sexistas e incorporando la contribución femenina.

Desde el punto de vista profesional, la participación de la mujer, pasa por integrar la visión de las mujeres en los procesos de diseño y producción de estos sectores.
El mundo de las TIC debe también ser construido desde dentro por las mujeres (programadoras, administradoras de redes o de sistemas, analistas...) y además, alcanzar puestos de poder y de toma de decisiones en un sector que condiciona nuestras formas de vida más allá del campo profesional.

Por último, desde la perspectiva de la ciudadanía, debemos usar las TIC e incorporarnos con plenos derechos en la Sociedad de la información. Las mujeres debemos prepararnos adecuadamente para ser miembros de la sociedad digital; esto es, ciudadanas digitales:

ciudadanas INFORMADAS, COMUNICADAS, RESPONSABLES, que investigan, indagan, aprenden, QUE PARTICIPAN.

CONCLUSIONES
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Las TIC, cada vez más, están conformando nuestra forma de vida. El ciberespacio constituye a la vez una barrera que puede llevarnos a la exclusión, o también una oportunidad para relacionarnos, para entrar o mejorar en el mercado laboral, para amplificar nuestras voces, entablar redes y participar en igualdad de condiciones en la construcción de la sociedad del siglo XXI.

Las mujeres no podemos quedar relegadas ni en el diseño ni en la construcción de estos nuevos modelos sociales y económicos del mundo globalizado. Por otro lado, desde dentro, debemos poner nuestro empeño para acabar con la cultura sexista y misógina dominante en los sectores tecnológicos y en la red.

Como docentes debemos ser conscientes de la existencia de esa brecha digital por género, de sus causas y de los factores que la agravan o disminuyen; y asumir el desafío, desde la educación, para ser vector esencial en la construcción de una Sociedad del Conocimiento más libre, justa e igualitaria.

Fuentes consultadas:

2 comentarios:

Meli dijo...

Alucino... es formidable el trabajo, y no hago más comentarios porque no quiero repetirme. Me ha hecho mucha gracia la foto de la señora con el portátil en la cama. En verdad es lo único que me falta a mí por hacer, y creo que no lo hago porque constituiría un serio motivo de divorcio.

Anónimo dijo...

Interesantísimo tratamiento del tema, muy completo y muy razonado. Me ha interesado mucho. Os citaré en nuestro blog.
Saludos.